domingo, 9 de noviembre de 2008

Comunicación y desórdenes alimenticios en jóvenes

 Los desordenes alimenticios y la comunicación familiar.

 

A través de los estudios se ha averiguado que nuestros hábitos y expectativas sociales incrementan la posibilidad de padecer Anorexia o Bulimia en las mujeres más jóvenes. Gracias al énfasis en las apariencias, somos atacados constantemente a través de presión por parte de nuestro círculo social y la publicidad de productos y servicios relacionados con la salud y alimentación. 

Sólo basta con mirar un par de minutos el televisor, para darse cuenta de la cantidad de comerciales en donde el prototipo de belleza femenina es representado por modelos esbeltas, con sonrisas perfectas y sobre todo rodeadas de éxito por su apariencia. Todo ese contenido es al que se enfrentan día con día nuestras alumnas, es el modelo al que a muchas de ellas más les gustaría alcanzar. Pero, ¿entendemos por qué se ven orilladas a seguirlo?, además por qué somos de los últimos en enterarnos; la respuesta no es tan sencilla en la mayoría de las ocasiones.

 ¿Por qué pasa esto?

El comportamiento aprendido tiene mucho que ver, muchas mujeres jóvenes desarrollan patrones de Anorexia al ser presionadas por nuestra sociedad en la búsqueda de una figura delgada. Muchas mujeres son anoréxicas por los patrones alimenticios que han adoptado al intentar alcanzar metas irrealistas.

Modelos, corredoras, atletas femeninas y bailarinas comúnmente presentan características de la anorexia. El miedo intenso de ser obesa, incluso cuando están perdiendo más peso.

Una visión mal formada de lo que sus cuerpos representan. Se sienten obesas cuando en realidad son muy delgadas.

El papel de los padres

Los padres juegan un papel fundamental en esta problemática, ya que, son ellos los encargados de ver qué pasa con los hijos, es difícil ver que los hábitos alimenticios cambien, ya que es poco el tiempo que pasamos con los hijos generalmente por no saber como acercarnos, muchos niños saben que la única forma en que ven a sus padres cerca de ellos es para revisar, verificar, examinar o evaluar sus actividades, pero no los sienten cerca; es decir, que lo que ellos digan no sea usado en su contra, el papel está claro, es escuchar, solo escuchar, tratar de entender qué es lo que pasa, muchas veces sólo necesitan un poco de atención, ya que se ha demostrado que la mayoría de los adolescentes que realizan actividades lúdicas con los padres son más abiertos que los que sólo tienen acercamientos esporádicos con los padres, la recomendación es “Dejarlos hablar, sin estar interrumpiéndolos ni corrigiéndolos; es sin duda, lo primero que tenemos que aprender si queremos lograr una buena comunicación con los hijos".

Por otro lado, los especialistas sugieren no repetir las palabras del niño, que sepamos guardar silencio cuando la situación así lo pida; y no expresemos nuestra respuesta con mayor pasión que la del muchacho, pues sonaría falsa.

Si tenemos el interés auténtico por tener una buena comunicación, seguramente iremos mejorando en el camino para lograr confianza en la relación con nuestros jóvenes. ¡Sigamos intentándolo! ¡No hay nada que valga más la pena!


Psic. Osvaldo Cruz  Hernández

Nivel Secundaria