Hola de nueva cuenta, a pesar de que las personas (por lo menos a las que está dirigido este blog) aparentemente no están en contacto con este sitio, me gusta pensar que hay alguien " en el otro lado" leyendo reflexiva y críticamente estas líneas que con cariño redacto. Esta vez hablaré un poco de Evaluación de los aprendizajes, un tema que, sin duda, es controversial, lo malo es que a veces no contextualizamos y hablamos acerca del mismo de manera un tanto desorganizada, en fin, lo intentaré a continuación y espero su opinión.
Frecuentemente es visto que la evaluación como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, puede llegar a llenarse de vicios; por ejemplo, puede ser utilizada más como medio de control que como una herramienta para mejorar dicho proceso; puede ser realizada de manera mecánica y caer en sólo ser calificación (asignar un valor numérico a una serie de actividades de aprendizaje) de la capacidad de memoria de los alumnos, en otros casos, se cae en sólo realizar un momento de “evaluación” al final de un curso o sólo se hace evaluación formativa y sumativa.
Examinando algunas de las características de la evaluación y que la hacen diferente a la calificación, es decir, de la sola acción de medir determinadas características, habría que mencionar los siguientes puntos:
- Es un proceso sistemático para conocer el grado de dominio o conocimiento de los alumnos a lo argo de una secuencia de enseñanza y aprendizaje, está estrechamente relacionada con la metodología que es empleada; por lo anterior; desde un punto de vista más dirigido a la didáctica crítica, el proceso evaluador está compuesto por tres etapas: inicial, reguladora o formativa, final y sumativa. (Coll, 2007).
- El proceso de evaluación encuentra su principal función en la reestructuración que éste le puede dar al mismo proceso de enseñanza y aprendizaje, considerando los aspectos que un determinado alumno puede llegar a transformar en su proceso por medio de la evaluación, se puede acceder a un mejor aprovechamiento del abordaje que se le da a los contenidos de aprendizaje.
- La evaluación debe excluirse de ser una forma de control conductual en el aula pues se trata de un proceso totalmente ajeno a las estrategias de control grupal que posee el profesor aunque se ha visto que hay una conexión inherente entre la metodología de enseñanza y la forma de evaluar que tiene un docente por lo que a veces se puede encontrar dicha situación.
- Es importante que la evaluación no se vuelva un proceso engorroso y que no interfiera con la misma secuencia didáctica, es por esta razón que tiene que integrarse o volverse parte de la misma secuencia de enseñanza para que, por medio de su evolución, el alumno tenga la posibilidad de aportar datos sobre su aprendizaje (por medio de diálogos, trabajos individuales y/o en equipo, utilización de técnicas, etc.) que sean procesados por el docente de manera práctica y así la enseñanza y el aprendizaje sean observados continuamente.
- La Evaluación se utiliza para indagar el nivel de conocimiento de los alumnos respecto a un contenido, el conocimiento del nivel declarativo conceptual implica un “saber explicar algo”. El alumno les ha asignado un significado propio a las unidades de información y han sido modificadas en su estructura original; el conocimiento del nivel procedimental de destrezas se refiere a “saber aplicar algo” o “saber hacer algo” a través de la realización de operaciones que implican procedimientos ya dados; el conocimiento de nivel procedimental de habilidades y actitudes es el nivel más complejo de conocimiento pues implica “saber cómo aplicar o saber cómo hacer algo”. Supone una forma creativa de abordar contenidos y resolver problemas, buscando alternativas de solución diferentes a las convencionales pero basándose en la información conocida pero aplicada a diferentes contextos. Las actitudes, en este contexto, son consideradas como habilidades sociales, (http://www.cobach.edu.mx, 2008).
De esta manera se puede ver que el proceso de evaluación, si bien es complejo, es parte esencial en la didáctica y de éste se pueden obtener grandes aportes para el trabajo del docente. Este documento centra su atención en las ventajas de llevar a cabo una evaluación en sus diferentes momentos poniendo de manifiesto las condiciones que la caracterizan.
Evaluación inicial o diagnóstica
El proceso de enseñanza y aprendizaje se dirige hacia el logro de una serie de objetivos, lo que implica partir de un "estado inicial" (que debe conocerse) sobre el que se irán operando los cambios producidos por la enseñanza y el aprendizaje. El conocimiento de los niveles, características y necesidades de los alumnos nos permitirán tomar una serie de decisiones relativas a:
- Planificar y programar las actividades docentes.
- Adoptar medidas de atención a la diversidad en el aula.
- Mejores metodologías a emplear.
La evaluación inicial de alumnos y alumnas es un primer paso en el proceso de evaluación continua que lleva a cabo el equipo educativo.
El proceso de evaluación inicial exige que se atienda más a los posibles recursos y capacidades de los alumnos que a las posibles deficiencias que presenten, aunque sin olvidar éstas. Puede ser más productivo analizar las expectativas e intereses, las potencialidades que poseen alumnos y alumnas con el fin de proporcionarles una educación adecuada a ellos que simplemente "constatar el nivel que poseen".
Desde este punto de vista, lo primero que conviene explorar y conocer son las actitudes de alumnas y alumnos frente a los contenidos a trabajar. El conocimiento de estas actitudes proporcionará datos valiosos para organizar unas actividades que fomenten la motivación. El profesor puede completar esta "radiografía" del alumno con sus actitudes frente a temas más generales.
En segundo lugar, interesa conocer las capacidades de alumnos y alumnas en relación a los procedimientos. Interesará conocer el desarrollo de capacidades generales (lectura, escritura, identificación, análisis) ya que tienen una influencia en todas las áreas. Además, debe tratar de conocerse el grado de dominio de los procedimientos básicos de la materia; esto permitirá iniciar algunos medidas de refuerzo en caso necesario.
En tercer lugar, conviene tratar de explorar los procedimientos centrales de la asignatura, aunque sólo sea a modo de anticipación respecto a lo que será el trabajo.
El momento más adecuado para realizarla es a comienzo de curso ya que puede facilitar pautas para la adaptación del proyecto de clase a las características y necesidades los alumnos. Normalmente será necesario dedicar varias sesiones para alcanzar un conocimiento mínimo de los alumnos.
Al comienzo de las diversas unidades didácticas pueden realizarse "minievaluaciones" como recurso didáctico y como activador de organizadores previos.
Evaluación formativa
La evaluación durante el proceso de aprendizaje o formativa es un término que fue introducido en el año 1967 por Scriven (http://www.udesarrollo.cl, 2008) para referirse a los procedimientos utilizados por los profesores con la finalidad de adaptar su proceso didáctico a los progresos y necesidades de aprendizaje observados en sus alumnos.
Es proveniente de una concepción de la enseñanza que considera que aprender es un largo proceso a través del cual el alumno va reestructurando su conocimiento a partir de las actividades que lleva a cabo. De acuerdo con Díaz-Barriga (2007), si un estudiante no aprende, no es solamente debido a que no estudia o a que no tiene las capacidades mínimas, sino que también puede ser motivado por las actividades que se le proponen.
Este tipo de evaluación tiene, pues, como finalidad fundamental una función reguladora del proceso de enseñanza y aprendizaje para posibilitar que los medios de formación respondan a las características de los estudiantes. Pretende principalmente detectar cuáles son los puntos débiles del aprendizaje más que determinar cuáles son los resultados obtenidos en dicho aprendizaje.
De acuerdo con la teoría cognoscitiva, la evaluación formativa se centra en comprender este funcionamiento del estudiante frente a las tareas que se le proponen. La información que se busca se refiere a las representaciones mentales del alumno y a las estrategias que utiliza para llegar a un resultado determinado.
A través de los errores se puede diagnosticar qué tipo de dificultades tienen los estudiantes para realizar las tareas que se les proponen, y de esta manera poder arbitrar los mecanismos necesarios para ayudarles a superarlos. Pero también interesa remarcar aquellos aspectos del aprendizaje en los que los alumnos han tenido éxito, pues así se refuerza este aprendizaje.
La evaluación formativa se interesa fundamentalmente más en los procedimientos de las tareas que en los resultados.
Evaluación sumativa
El principal objetivo de la evaluación sumativa o final es establecer balances fiables de los resultados obtenidos al final de un proceso de enseñanza y aprendizaje. Su atención se centra en la recopilación de datos o información y en la elaboración de instrumentos que posibilitan medidas fiables de los conocimientos a evaluar.
Tiene la función de asegurar que las características de los estudiantes respondan a las exigencias del plan de estudios y por ende, de la sociedad. Pero también puede tener una función formativa de saber si los alumnos han adquirido los comportamientos terminales previstos por los profesores, y en consecuencia, si tienen las capacidades necesarias para su inserción en futuros procesos de aprendizaje o en el ámbito profesional; de igual forma para determinar los aspectos que convendría modificar en una repetición futura de la misma asignatura.
Es así que si se tiene en cuenta, como señala Quesada, (1988; en Bellido et. al, 2007) cuáles son las funciones específicas de cada momento de la evaluación –retroalimentar a profesores y alumnos acerca de sus deficiencias en el proceso de enseñanza y aprendizaje, motivar el estudio y calificar el aprendizaje- y de cómo impacta en dicho proceso, ésta será más productiva y el alumno estará en mejores condiciones al tener mayores recursos y competencias desarrolladas.
Muchos profesores confunden la evaluación con la calificación y las pruebas del rendimiento de los alumnos, teniendo dificultades para introducir en el proceso de enseñanza una manera adecuada de evaluar. Así mismo, los resultados no deberían ser lo único que se examina cuando se evalúa un programa, un proyecto o cualquier otro objeto escolar.
Es importante saber que no es benéfico concentrarse sólo en resultados sino en procesos y que debemos estar atentos a todas las posibilidades de levar a cabo una evaluación real y que cumpla con las funciones para las cuales está en un curso.
Referencias:
- Bellido, M. (2007) Antología: Módulo V Diplomado en docencia universitaria.
- Coll, C. (2007) El Constructivismo en el aula. Colofón. México
- Díaz-Barriga, F. (2007) Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Mc Graw Hill. México
- www.udesarrollo.cl
- www.cobach.edu.mx
Psic. Juan Carlos Cuevas Becerra
Coordinador del DPUIJM